Un grupo de jóvenes de estética cani le propinaron ayer una paliza a otro en el centro comercial Metromar. Según los primeros datos que se pudieron obtener en la gran superficie situada en Ciudad Expo, tenía una rotura de fémur, entre otras lesiones. Las causas de la agresión todavía se desconocen. Hasta el lugar se desplazaron numerosos efectivos de la Guardia Civil y una ambulancia, que se encargó de trasladar al joven agredido. El chico, de unos 25 años aproximadamente y con estética aparentemente normal, quedó tendido sobre el suelo junto a la tienda Fosco, situada en la planta baja, lugar donde se desarrolló la pelea.
Según relata Miriam Fernández, que alrededor de las siete de la tarde se encontraba de tiendas por el centro comercial, y como otros tantos miles de ciudadanos aprovechaban el sábado para salir de compras, «estaba en la puerta del centro comercial fumando y de momento se unieron allí alrededor de una decena de chavales que se encontraban con sus cinturones en las manos», explica. Desde arriba, una chica les gritaba que no se pelearan y que hablaran, dispuesta a llamar a la Policía, consciente de lo que estaba por llegar.
Pero su llamada a la calma no tuvo ningún efecto. El joven agredido arrancó un palo de la papelera para intentar defenderse, aunque testigos presenciales aseguran que también aprovechó para «envalentonarse» frente al grupo de chavales. Pero en ese momento, el grupo acortó distancias y se produjo la avalancha tras el agredido, que se introdujo en el centro comercial. Empezaron a agredirlo a la altura de Calzados Benavente. Dos tiendas más arriba, en la zapatería Fosco, lo alcanzaron completamente y quedó sin escapatoria.
Una de las dependientas de Calzados Benavente explicaba posteriormente que en cuanto vio lo que estaba ocurriendo llamó al 112 -sin resultado alguno- y cerró las puertas de manera que ninguno pudiera introducirse en la tienda. Esa fue la decisión de la mayoría de los responsables de las tiendas situadas en la planta baja, evitando que los agresores pudieran refugiarse en sus locales.
Pero según comenta María del Mar Chacón, «el grupo entró por una puerta e inmediatamente salió por la otra, en dirección a la explanada que hay frente al centro comercial». No obstante, los efectivos de la Guardia Civil que se desplazaron hasta el lugar de los hechos entraron en distintas dependencias, como la del Mercadona, buscando a algunos de los agresores, a la vez que intentaban conseguir más pistas preguntando a los testigos presenciales.
Los agresores aprovecharon la masificación de gente para escapar pasando desapercibidos, a pesar de que corrían «a contra corriente».
Según relata Miriam Fernández, que alrededor de las siete de la tarde se encontraba de tiendas por el centro comercial, y como otros tantos miles de ciudadanos aprovechaban el sábado para salir de compras, «estaba en la puerta del centro comercial fumando y de momento se unieron allí alrededor de una decena de chavales que se encontraban con sus cinturones en las manos», explica. Desde arriba, una chica les gritaba que no se pelearan y que hablaran, dispuesta a llamar a la Policía, consciente de lo que estaba por llegar.
Pero su llamada a la calma no tuvo ningún efecto. El joven agredido arrancó un palo de la papelera para intentar defenderse, aunque testigos presenciales aseguran que también aprovechó para «envalentonarse» frente al grupo de chavales. Pero en ese momento, el grupo acortó distancias y se produjo la avalancha tras el agredido, que se introdujo en el centro comercial. Empezaron a agredirlo a la altura de Calzados Benavente. Dos tiendas más arriba, en la zapatería Fosco, lo alcanzaron completamente y quedó sin escapatoria.
Una de las dependientas de Calzados Benavente explicaba posteriormente que en cuanto vio lo que estaba ocurriendo llamó al 112 -sin resultado alguno- y cerró las puertas de manera que ninguno pudiera introducirse en la tienda. Esa fue la decisión de la mayoría de los responsables de las tiendas situadas en la planta baja, evitando que los agresores pudieran refugiarse en sus locales.
Pero según comenta María del Mar Chacón, «el grupo entró por una puerta e inmediatamente salió por la otra, en dirección a la explanada que hay frente al centro comercial». No obstante, los efectivos de la Guardia Civil que se desplazaron hasta el lugar de los hechos entraron en distintas dependencias, como la del Mercadona, buscando a algunos de los agresores, a la vez que intentaban conseguir más pistas preguntando a los testigos presenciales.
Los agresores aprovecharon la masificación de gente para escapar pasando desapercibidos, a pesar de que corrían «a contra corriente».
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